¡ Una bienvenida de corazón!

Mi camino interior

Desde niña, muchas cosas que los adultos decían y hacían no me cuadraban. No fue hasta que fui adulta que entendí qué pasaba. Decían una cosa y hacían otra. Decían algo, pero sentían otra cosa. Eso era muy confuso.
De adolescente ya sabía que algún día tendría que ir a terapia, y así lo hice. Sentía que algo en mí no estaba bien. Era como estar atrapada en mí misma. Mi mente estaba llena de preguntas: ¿por qué la gente es como es? ¿Por qué la vida es tan difícil? Era muy agotador. Mi corazón estaba lleno de confusión sobre mí misma y todo lo que me rodeaba.

A los dieciocho empecé a meditar regularmente en un grupo. Estuve allí durante diez años y tomaba flores de Bach. A los veintitrés me fui de casa, y lo primero que hice fue buscar una terapeuta. Trabajamos durante cinco años en mi psique. Poco a poco, esa confusión y enredos comenzaron a disolverse, ¡y con éxito! Luego probé Polarity y kinesiología, y finalmente llegué a las constelaciones familiares. Me llevó unos diez años resolver la mayoría de mis temas.

En la búsqueda de mí misma, pasé los años más intensos con constelaciones familiares. Fue muchas veces muy difícil mirar todos los temas y traumas, y sentir las emociones reprimidas. A pesar de todo, lo volvería a hacer. Después de muchos pequeños pasos, siempre seguía uno grande. Ese era mi premio. Así pude adquirir mucha experiencia, fortalecerme internamente, aclararme y sanar.Después de más de diez años de autoestudio de mi propia vida, me formé en Constelaciones Familiares Sistémicas.

Estoy muy agradecida con todas las personas que me ayudaron a dar todos esos pequeños y grandes pasos en mi desarrollo. Hoy puedo decir: “Me he creado casi como quería llegar a ser.” No fue fácil, pero mi vida se volvió cada vez mejor. ¿Y sabes qué? Sigo adelante, para llegar a ser incluso más de lo que me atrevo a soñar.

¡Tú también puedes hacerlo! ¿Te animas?

Acompaño a personas que sienten que necesitan un cambio para avanzar. Personas que buscan soluciones cuando las relaciones o comportamientos antiguos ya no funcionan, personas que quieren sanar a su niño interior.

Mi camino profesional

Mi camino profesional es muy diverso. Tras una formación comercial y algunos años en la secretaría de una escuela, pronto me di cuenta de que quería hacer algo más con mi vida. Ya a los veinte años sentía el deseo de trabajar con niños. Pero sabía que primero tenía que sanarme a mí misma.
Con casi treinta años decidí formarme como educadora especializada en la primera infancia. Me costó tomar esa decisión, ya que implicaba soltar la estabilidad financiera y viejas estructuras. Pero sabía que era lo correcto.

Trabajé en guarderías infantiles, y a tiempo parcial en gastronomía, en varios eventos, y como profesora de idiomas. Viví años muy enriquecedores y satisfactorios como niñera en una familia. En las guarderías me faltaban actividades realmente significativas, estímulo, orden y conciencia. Quería ofrecer más a los niños que solo cuidado. Ese deseo se cumplió cuando hice la formación en pedagogía Montessori para niños de 3 a 6 años.

Idiomas

Me encantan los idiomas. Nací en Suiza, pero viví mis primeros ocho años en Croacia y hablo croata. Cuando me mudé a Suiza aprendí alemán, que ahora es mi lengua materna. En la escuela aprendimos bastante bien francés, que me gustaría retomar. Inglés lo aprendí en Jersey, Inglaterra. Español lo hablo bastante bien desde hace unos tres años.
En algún momento descubrí mi pasión por viajar. Así conocí otros países y amplié mi visión del mundo y mis conocimientos lingüísticos. Hoy en día, eso me beneficia, porque ofrezco mis sesiones en diferentes idiomas.

Dones interiores

Desde niña veo los enredos entre las personas que afectan sus relaciones, las molestan, las bloquean o las detienen. Siento a las personas y reconozco la estructura que hay detrás.

Sufrí por mi gran sensibilidad hasta la adultez. Cuando finalmente comprendí que era un don, mi capacidad de percepción se amplió y con el tiempo se volvió más fina y precisa.
Durante un largo viaje interior en México, recibí de la nada, en una iniciación, un don de los uraztecas. De allí surgió un tratamiento energético que no solo revela información sobre un tema, sino que también ofrece sanación a nivel energético. Descubrí que los aztecas ancestrales son mi origen. De verdad, un lugar muy amoroso y sanador.

Incluso antes de eso, noté que podía recibir información para otras personas a través de mi percepción. Esto ocurrió cuando una amiga me contó de una conocida de viaje, y comencé espontáneamente a escribir sobre ella. Para perfeccionarlo, aprendí a leer en el campo morfogenético. Además de constelaciones familiares y tratamientos energéticos, también ofrezco sesiones intuitivas, y esta visión interior me ayuda mucho. Todo lo que ofrezco aquí sirve para sanar.